miércoles, 27 de octubre de 2010

Ese día te gano por K.O.

   Cuando te miro a los ojos y me rehuís la mirada como si te doliera verme, yo entiendo enseguida. No hace ninguna falta que me digas que ahora no, que mañana, que hoy tenés un montón de trabajo atrasado… No me hace falta que busques el atado de cigarrillos y enciendas uno, apurado, y arrojes el encendedor sobre la mesa de la cocina; ni que busques polvillo inexistente sobre la rodilla de tus pantalones o te dobles los puños de la camisa con un detalle sorprendente, buscando la exactitud en el ancho de cada doblez. No me hace falta tampoco que intentes convencerme de que te aprieta la corbata y empieces el ritual de aflojar el nudo, desabotonar el cuello y deslizar suavemente los lazos de seda hasta desatarla.
     ¿Cómo te lo digo?… No me hace falta nada para entender ¿sabés? Hace un montón de tiempo que te sé en los silencios, en las ceremonias de ademanes en los que reincidís cada vez que te miro a los ojos… Si supieras que entiendo cada cosa que no decís casi mejor que si la estuvieras diciendo. 
    La otra noche, por ejemplo, cuando sonó el teléfono, yo sabía que ibas a hacerte el desentendido, que ibas a quedarte sentado en el sillón del living como si no te preocupara nada que yo atendiera y que una vocecita joven, muy joven, preguntara -¿Está Jorge?- Y que yo respondiera: -¿Con qué número quiere hablar?- Y vos, hojeando el diario distraídamente me decís: -¿Es para mí?- Y yo que digo: -No, era equivocado-. Y vos, comentando: -Las líneas andan para el demonio-.
   Y yo que no te digo nada porque este juego lo empezaste vos; a mentir y a callar empezaste vos. Yo te lo sigo en el callar. A mentir no juego porque siempre pierdo y además no hace falta porque no me preguntás nada. Pero a callar sí que te juego. Y te gano. Porque vos no me conocés y tampoco me adivinás. Vos no tenés ni idea de lo que te digo cuando te miro a los ojos y me quedo callada…

   Y cualquier día de estos, cuando me canse, cuando no tenga más ganas de seguirte el jueguito, te voy a contar toda la verdad. Y ese día sí que te gano la partida. Por K.O. te gano. Te lo juro.

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