ANTES DE LA GUERRA
Quiero
darte mi saludo hoy, ahora, porque tal vez mañana sea tarde…
No
sé cómo será mañana, cuando el cielo se estremezca como un pañuelo
ensangrentado y las águilas negras sucumban ante un puñado de monedas.
No
sé cómo será mañana, cuando en otro lugar, al lado mío, el abrazo sea un manojo
de manos chamuscadas, de ojos que no volverán a mirar nunca, de corazones
carroñados por los buitres.
No
sé cómo será mañana, cuando en el vasto mapa del continente del mundo, una
provincia sea arrasada como papel quemado en el nombre de dios; no sé cuándo
cesará de arder, en qué otra latitud volverán ceniza el trigo, morderán el agua
hasta convertirla en sangre o aplastarán las catedrales para construir los
sepulcros.
No
sé cómo será mi mañana ni el tuyo. Porque aunque los pájaros sigan cantando en
las retamas y las hormigas permanezcan pertinaces en los helechos hasta
desaparecerlos, sé que no habrá cielo que alcance para disimular el holocausto;
sé que el olor a MUERTE se nos quedará
metido en las narices mezclado con el de los jazmines, y que ya nunca sabremos
cómo huelen los jazmines.
Por eso quiero darte mi saludo hoy, que todavía queda tiempo para los
saludos, antes de trajinar en las trincheras, antes de que los gritos sobrevivan
a los cantos y la esperanza agonice como una mariposa en el invierno.
Te saludo Hoy, ahora, porque no sé si otro
día seré esta que soy y tampoco sé quién serás mañana, cuando el mundo conozca
lo que hace tanto tiempo sabemos de memoria y no supimos, no pudimos, no
quisimos detener a tiempo.
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