Hoy el sueño se partió
a contramano.
Anda en una vigilia descalza
casi humana.
Va despellejándose como una
fruta
olvidada en el estante de los ojos.
No queda ni una pestaña
Indemne,
ni una lágrima de cabotaje.
No queda sueño alguno colgando de las perchas.
Ni en el pasamanos de la escalera.
Ni en el patio.
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