domingo, 26 de septiembre de 2010

pájaro


¿Cómo abrazar tu cuerpo de acróbata imperioso; tu cuerpo acercando el perímetro blando, ese pequeño horizonte de escamas de viento, ese margen borroso de piel entre paréntesis? ¿Cómo buscarte el cuerpo, gorrión irremediable, ese cuerpo intangiblede único pasajero del vértigo del vuelo?
Sin embargo sucedes. ¿Qué circunstancia humana te quiebra por las alas, distancia masticada por los grillos, recintos recostándose en el silencio abierto de las plazas, buscando los secretos sabores de manzanas mordidas de a ráfagas de enero, siempre susurrando en el oído la razón de la magia, la distante cintura del día levantándose la enagua para invitar la piel y enredarse en la misma brisa, recorriendo el suburbio del pubis y la colina sur de la blanca fragancia.
¿Adonde vas, polen encendido, noche sacudiendo el penúltimo ocaso? ¿Dónde estás corazón de unicornio, si cuando te abrazo tu piel se abre en el aire como una circunstancia?
Nunca podré encontrate en ninguna respuesta porque vas por el mundo como despavorido, con toda la intemperie derrumbada en los dedos.
Acaso serás siempre un párrafo de sueños, una circunsferencia colgando del vacío, con los brazos abiertos como las catedrales. Tal vez en repentinas cuaresmas de deseo, llegue tu inconfesable abrazo ensimismado, tu ternura imperfecta de pájaro imsalvable, tu hombre desalojado.

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