lunes, 27 de septiembre de 2010

El movimiento interior de las palabras

 No tengo nada que decir. Apenas necesito dejarme caer en las palabras; recostarme en el borde blando de la línea y desmadejar el hilo de tinta que se empeña en decir cosas, a veces.
Me descansa sostenerme en el vértigo fantástico de la próxima palabra, apoyando el dedo en el espacio en blanco, manteniendo el aliento dentro del cántaro .
También suelo jugar a que las palabras se escapan solas, ajenas un mi mano, y que el próximo punto será el final del tiempo. Cuando aparece alli y yo la sobrevivo, desafío a la pagina que viene, esa que no será escrita por mi sino por la que seré cuando aparezcan las letras marcadas en otra piel de papel. Alli me quedo siempre, como en un loco juego, dibujando palabras de como si fueran de otro.
 Digo ahora, digo siempre, y me tira los dedos una memoria larga, me golpea en el hombro, no deja que me aleje demasiado. Dice ayer, dice nunca. Dice cosas tan grandes que no puedo vencerlas, no puedo  resistirme a ponerles mi cara y mis zapatos.
Es entonces cuando callo. Las dejo que intervengan por si mismas , que sean palabras sin mi.
Casi siempre repito lo que me dicen cuando no las oigo, pero entonces se que son ellas mismas. No es mi boca ni mi voz quien las mueve. Son ellas las que me acosan para que siga diciendo lo que ellas quieren que diga. Y yo no me resisto. Nunca me resisto cuando llegan. A veces .

1 comentario:

  1. Querida Inés, te agradezco este puente virtual para decirte que las casualidades no existen. Y en consecuencia me inscribí en tu blog, cosa que nunca antes he hecho.
    Y te diré porqué. En estos días estoy pensando en crear un blog sobre cartas. Me gusta el género y tenía ganas de transitarlo.
    También estoy haciendo unos ensayos para hacer papel de hojas de parra, y la otra tarde me puse a buscar casetes de audio para escuchar músicas viejas y me encontré con la grabación de la carta astral que me hiciera (ahora no recuerdo el nombre del "relojero" que me recomendaras). La curiosidad me llevó a dejar el agua, las hojas de parra y me puse a escuchar esta carta astral hecha hace 22 años.
    Por supuesto que me acordé de tí.
    Te mando mis cariños, mis recuerdos y deseos que todo marche como te lo mereces!
    Xan

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